Básicamente, la competición de doma clásica trata de que el caballo realice una serie de ejercicios (reprisse) en los diferentes aires (paso, trote y galope), atendiendo a las órdenes que su jinete le da. El juez cuenta con la serie de ejercicios que el binomio realiza en pista. Este dará una nota entre el 0 y el 10 por cada ejercicio. Después de haber terminado la reprisse, el juez da unas notas de conjunto, en las que se valoran los aires, el impulso, la sumisión y la posición y asiento del jinete, su corrección y el efecto de las ayudas en su caballo. Estas notas, junto con alguna otra nota (por ejemplo la del paso largo en las pruebas de menores), tienen coeficiente dos, lo que hace que se duplique su importancia. Finalmente, se hace una media de todas las notas de cada juez. El binomio que más media obtenga será el ganador de la prueba.
La competición comienza en los niveles preliminares, en los que el juez desea ver libertad y equilibrio por parte del jinete. Es papel de los entrenadores el fijar las bases del trabajo futuro. En las primeras pruebas, el binomio sólo tiene que realizar ejercicios básicos al paso y al trote.
La dificultad va avanzando en una serie de categorías, que van desde las pruebas de Alevines hasta las pruebas de Jóvenes Jinetes, pasando por Infantiles, Cadetes y Juveniles. Después de estas categorías, existen dos más. Una de menor grado de dificultad, la Intermedia y una última, en la que más nivel exige, llamada Gran Premio. Esta categoría es la usada en los campeonatos internacionales y en los Juegos Olímpicos. Existen pruebas con retomadas obligatorias, en las que caballo y jinete deben realizar una serie concreta de ejercicios en un orden establecido, y prueba libre o Kur, en las que cada jinete escoge su actuación realizando sus ejercicios, dentro de los permitidos por el reglamento de la FEI, al son de una música de su elección. Estas pruebas son las preferidas del público.